El burgalés inicia su tercera temporada en el Movistar Team manteniendo la misma ambición del primer día. Sólo le vale ganar.
Ainara Hernando (desde San Juan, Argentina). Fotos: Bettini Photo / Movistar Team - 31/01/2019 20:30
Carlos Barbero: “No voy a intentar ser otra cosa”
Comienza a entrar en el grupo de los veteranos del equipo Movistar pero él asegura quemantiene la misma ambición del primer día. La de querer ganar siempre y a toda costa. “Nunca voy a pasearme a las carreras”. Aún hoy hay veces que cuando no logra el triunfo, dice, “saco el demonio”.
Lo lleva escrito en la mirada Carlos Barbero. El deseo de ganar. Siempre. Solo con echarle un rápido vistazo a sus ojos, llenos de hambre, desprende todo el mundo que se quiere comer. Y que todo ese mundo sería incluso poca cosa. Todo ambición. 2019 será su octavo año como ciclista profesional pero el burgalés sigue manteniendo intactas esas ganas, esa determinación. El ansia de ganar. “Yo no voy a pasearme a las carreras. No me gusta. Donde voy es para hacerlo lo mejor posible. La ambición la mantengo muy alta”.
No es fácil mantenerla. “Es porque no me conformo. Me gusta superarme y siempre voy a las carreras a intentarlo. Mejor ganar dos que una, esa es mi filosofía. Hay que tenerla, porque si se apaga esa ambición tendrás que ser otro tipo de corredor y si quieres ganar, hay que tenerla”. Él no quiere ni oír hablar de transformaciones. “Sé donde estoy y para qué me quieren. No voy a intentar ser otra cosa que no soy”. Dónde está. Es fácil la respuesta: “En el Movistar, un equipo enfocado a las grandes vueltas. Éste es un equipo que va a las grandes a disputarlas, no a pasearse. Tenemos tres grandes líderes a los que hay que arropar y para eso tengo compañeros que hacen el trabajo mucho mejor que yo”.
Para qué lo quieren. Barbero, directo y sin tapujos como acostumbra no solo en las entrevistas, también en cualquier conversación relajada conoce a la perfección la respuesta. “Para seguir siendo la cabeza visible del equipo en ese otro calendario alternativo. Ese es mi papel. Quizá en otro equipo podría ir a las grandes a verlas venir. Te relajas tres días y disputas uno. Pero aquí no puedes ir a eso”. Su 2019, dice pedaleará “en la misma línea que otros años”, repitiendo el mismo calendario con la salvedad de haber debutado en la Vuelta a San Juan donde ya se dejó ver en el final de Punta Negra, donde fue sexto.
Carlos Barbero se encuentra en tierras argentinas disputando la Vuelta a San Juan.
Ese puesto no le vale. Ni ese ni ninguno que no sea el primero. Lo lleva escrito en la mirada Barbero. Hambre. Hasta no hace mucho, todo lo que no fuese levantar los brazos le hacía sacar ese carácter volcánico que tiene. Desatado. Con el tiempo, la madurez le ha traído “aprender a valorar más las circunstancias. Si has puesto todo de tu parte, lo aceptas y no te queda otra. Pero si te han cerrado en un sprint y sé que tenía piernas para ganar, entonces sí que saco el demonio”.
Endiablado Barbero. Más de una vez le ha dado rienda suelta. Como poseído por una fuerza mayor, colérico. “Eso no se pierde tampoco”, es igual que la ambición que le anega. Su demonio sabe cuánto puede ganar y si no lo hace, se enfurece. Es de sangre caliente Barbero. Todo ardor. “Aunque he aprendido a estar tranquilo, no poner nada en las redes o hablar con los medios cuando me pasa eso. Porque lo impulsivo, te pasa factura”.
Él quiere seguir siendo así. Con esa fogosidad que le llena de adrenalina. No quiere cambiar ni lo pretende. “Quizás en un futuro sí, pero ahora ni me lo planteo ni quiero. Sé que no soy un sprinter puro, me di cuenta hace tiempo. Soy un corredor que sube más que un velocista y que esprinto menos que un sprinter, que cuanto más desgaste haya, más favorable es para mi”. Y de momento quiere seguir siendo así. “Estoy muy a gusto con las oportunidades que tengo en este equipo. Soy de los que piensa que si tienes una cualidad, la tienes que explotar y tus defectos, intentarlos camuflar, no hacer de ellos una virtud”.
Sabe que el tiempo es el mejor aliado para darle respuestas. “Con los años veré lo que me irá diciendo el cuerpo. Si no tengo la chispa para esprintar, o me sobreviene el miedo a meterme en las llegadas masivas quizá debo cambiar. Lo mismo si se me va la ambición de ganar”. No parece que eso vaya a suceder. A éste 2019 le pide “dar un paso en cuanto a sentirme mejor corredor”. Y ganar, claro. “Para eso es para lo que peleo, pero no voy a decir que voy a ganar la Milán-San Remo cuando ni siquiera me he acercado. Hay que ser consciente de lo que se puede conseguir”.
Carlos Barbero.
Alcanzar o superar las tres victorias que logró la pasada temporada. “Terminar el año con victorias siempre te calma. El primer año con Movistar tuve cinco victorias y tres segundos y este año a la inversa tres triunfos y cinco segundos. Pero del segundo nadie se acuerda”. No le vale. Vuelve la ambición. El demonio que Barbero lleva segundo.
Su calendario le llevará desde San Juan a la Clásica de Almería, la Vuelta a Andalucía, alguna de las clásicas en Bélgica de febrero, la París-Niza, la Milán-San Remo y “seguro que París-Roubaix o Flandes también me tocan”. Es el programa que le motiva. “Aquí tengo más oportunidades que un corredor como yo podría tener en el Deceuninck-Quick Step”, asegura Barbero. No se apena ni por un minuto de no correr ninguna de las grandes vueltas. “Solo he corrido una vez la Vuelta y no me agradó. De las otras no sé porque no las conozco. No disputé ninguna etapa y me estuve veinte días pasando miseria sin tener una ambición de disputar”. Eso, con hambre sin límites de Barbero no cuadra. Aquí solo vale ganar. O viene el demonio. Porque sí, confiesa: “Me fastidia ser segundo”.
Fuente:https://www.ciclismoafondo.es/
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