El ciclismo, mal que bien, sigue tirando de una audiencia millonaria y fiel, más en algunas latitudes que en otras. Prácticamente todas las carreras de rango internacional pueden verse en directo en los medios audiovisuales tradicionales o en Internet. Hay tantas que a veces se solapan, pero cuando llega marzo, la pregunta sin respuesta asalta al aficionado: ¿Por qué tienen que coincidir en la misma semana y horario la mayor parte de las etapas de la París-Niza y la Tirreno -Adriático, dos carreras de alto prestigio e interés?
Esa pregunta, que seguimos haciéndonos, ya ni se la plantean los organizadores, cuya asociación internacional corre una cortina en sus reuniones para eludir un asunto sin solución en el que los intereses de ASO, por un lado y RCS, por el otro, chocan en contra del interés general. El árbitro debería ser la Unión Ciclista Internacional (UCI), pero tampoco quiere meterse en un laberinto sin solución.
Las razones de unos y de otros no se dicen a las claras, no se exponen con sinceridad. Hace unos años se valoraron alternativas, pero la cerrazón de las partes impidieron un acuerdo. Recortar de ocho o siete días a cinco o seis tampoco es admisible por las organizaciones. Los perjudicados por esta situación son todos: los organizadores que parten la audiencia, los anunciantes, los medios y los espectadores. Pero el año que viene seguiremos exactamente igual.
Fuente:www.mlb.com
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