Se habla mucho en ciclismo de ciclistas que necesitan su tiempo para madurar, ganar experiencia y fortalecerse durante años antes de lograr sus mejores éxitos.
Otros, sin embargo, rápidamente dominan el pelotón y las carreras para fraguar tremendos éxitos desde bien temprana edad.
Si se lo preguntáramos a Angelino Soler (Alcácer, 25 de noviembre de 1939), seguro que nos diría que él se identifica con ese segundo grupo de corredores.
Este ciclista valenciano, conocido como “El meteoro de Alcácer”, logró lo que aún nadie ha podido ni igualar ni superar: ganar la Vuelta a España a la temprana edad de 21 años, en lo que suponía la 16ª edición de la gran ronda española. Una carrera que concluyó, tras 16 etapas también, y a mediados del mes de mayo, en Bilbao, ciudad que le vio llegar, por aquel entonces, vestido de amarillo.
Para entender cómo resultó todo aquello, debemos retroceder y situarnos en el contexto adecuado. Y es que Angelino era el hijo menor de cinco que hubo en su familia, en la cual su padre se sacrificaba día tras día por mantener su negocio de ladrillero y, por ende, alimentar tantas bocas que aguardaban en casa. Siendo el menor y teniendo en cuenta las ocupaciones de todos, rápidamente comprendió que poca atención iba a recibir y que debía fraguarse su propio camino individualmente, cuanto antes mejor.
También entendió que lo realmente importante en la vida era ganar dinero, así que rápidamente empezó a experimentar hasta dar con aquello en lo que realmente destacara y pudiera, así, ganar lo suficiente como para vivir bien.
Así fue como llegó al ciclismo, deporte en el cual puso todo su empeño al ver que era capaz de ganar y progresar. Era algo que entre sus cercanos costaba de entender, ya que no parecía un oficio “de verdad”, así que tuvo la ocurrencia de entrenar de noche, cuando nadie podía verle ni saberlo.
Sus éxitos en carreras locales le llevaron a conocer a Salvador Botella, otro corredor de la tierra que le consiguió, mientras Angelino cumplía con el servicio militar en 1960, un hueco en el Faema, equipo en el cual Salvador corría y que por aquella estaba dirigido por el mítico ex-ciclista Bernardo Ruiz. Fue él quien, en 1961 y en su 2º año como profesional, le dio la oportunidad de debutar en la Vuelta a España, a la cual asistiría como gregario. Fue una carrera con fuerte aroma local ya que, de los 90 participantes (finalizaron 47), hasta 41 eran españoles, quienes se llevaron hasta 9 de las 16 etapas disputadas.
El equipo Faema, en plena disputa de la contrarreloj por equipos que inauguraba aquella edición de la Vuelta a España, en San Sebastián.
Soler venía a aprender, pero su buen estado de forma y las circunstancias le fueron muy favorables; Anquetil no participó en aquella edición, así tampoco un ya veterano Bahamontes, y Loroño, también entrado en años y habiendo pasado ya sus mejores, hizo una carrera discreta.
Para Angelino parecía ya un gran premio el haber levantado los brazos en una preciosa 6ª etapa con final en Valencia, en su casa. Ni él, ni sus rivales, ni tampoco el equipo (ni siquiera Botella, que le conocía bien) le veían aún como un serio aspirante al triunfo final. En el Faema aún creían en las posibilidades de Antonio Suárez, quién finalmente terminaría 4º en la clasificación general final.
Sin embargo, en la penúltima etapa, entre Vitoria y Bilbao, todo cambió. Las buenas piernas que aún conservaba el joven de Alcácer, junto a su cercanía en la clasificación hacia el líder belga André Messelis, hicieron reaccionar a tiempo al equipo Faema, que se volcó en su totalidad hacia su joven promesa. Endurecieron aquella etapa montañosa durante las ascensiones a los puertos del día, incluyendo el Elgueta y, después, el decisivo Urkiola, donde Soler lanzó su ataque definitivo. Coronó con un minuto de ventaja respecto al maillot amarillo, que llegó a la cima visiblemente desfondado, y que a ello se le sumó la mala suerte: primero fue un pinchazo; después, una rueda que se rompió. Alcanzó la meta a 7 minutos de Angelino, completamente desconsolado. La última etapa, disputada íntegramente por calles bilbaínas, sirvió de homenaje para aquel joven ciclista. El público vasco tuvo el honor de ser testigo de lo sucedido y de verle salir del anonimato hacia la rápida llegada a la cúspide del ciclismo. La que supone ganar nada más y nada menos que la Vuelta Ciclista a España.
Si pincháis aquí, podréis visualizar en archivo un reportaje de RTVE dedicado hacia su figura, del año 2010, donde el valenciano hace memoria de aquella época, de sus triunfos y anécdotas varias, de la soledad y clandestinidad que vivió… y nos muestra que aún sale en bicicleta, que se mantiene en considerable forma física, y que probablemente se sienta casi tan joven como entonces.
Fuente:https://entrecunetas.com
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